La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó una lista de 12 familias de bacterias resistentes a los tratamientos actuales, y resaltó que es urgente desarrollar nuevos antibióticos debido a su peligrosidad.
El riesgo para la salud es incluso “crítico” en el caso de tres familias de bacterias, resistentes a los antibióticos más recientes y causantes de la mayoría de infecciones en los centros hospitalarios.
Los llamados “patógenos prioritarios” provocan infecciones en la sangre, los pulmones, el cerebro y también el tracto urinario, que pueden ser mortales.
La agencia onusiana ha advertido con anterioridad de que si no se actúa, el mundo está abocado a una era de “posantibióticos”, en la que infecciones comunes y pequeñas heridas volverán a ser mortales.
La lista de “patógenos prioritarios”, publicada por la OMS, tiene tres categorías: crítica, alta y mediana, según la urgencia con que se necesitan los nuevos antibióticos. El grupo crítico incluye bacterias que representan una amenaza particular en hospitales, hogares de ancianos y centros de atención.
Entre estas se encuentra la llamada KPC, sigla que refiere al nombre científico Klebsiella pneumoniae carbapenemasa. Este microorganismo llegó a Uruguay en 2011 y desde entonces genera focos en hospitales cada cierto tiempo.
La población más vulnerable a las infecciones graves y con mayor mortalidad —como las infecciones de la sangre (sepsis) o las neumonías— por las bacterias que la OMS considera “críticas” es: adultos mayores en residencias, pacientes hospitalizados —incluidas las unidades de terapia intensiva— con o sin dispositivos de asistencia externa, como un respirador o un catéter intravenoso, y personas trasplantadas o bajo tratamiento con quimioterapia.
La segunda y tercera categorías de bacterias altamente peligrosas incluyen patógenos que causan enfermedades “más comunes”, como gonorrea y salmonela.
La población más vulnerable a las infecciones graves y con mayor mortalidad, como las infecciones de la sangre (sepsis) o las neumonías, por las bacterias que la OMS considera “críticas” es: adultos mayores en residencias, pacientes hospitalizados, incluidas las unidades de terapia intensiva, con o sin dispositivos de asistencia externa, como un respirador o un catéter intravenoso, y personas trasplantadas o bajo tratamiento con quimioterapia.