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Modric y Ancelotti se van del Real Madrid
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Modric y Ancelotti se van del Real Madrid

No hay despedida fácil, pero algunas duelen más que otras. Este 24 de mayo, el Santiago Bernabéu no solo vivió el final de una temporada: vivió el fin de una era. Luka Modric y Carlo Ancelotti, dos nombres que se volvieron sinónimos de gloria, dijeron adiós a la camiseta blanca entre aplausos, lágrimas y una emoción que traspasó las gradas.

El reloj marcaba el minuto 85 cuando Modric dejó el campo. El croata se marchó con la calma de quien lo dio todo, pero con los ojos vidriosos de quien sabe que está cerrando el capítulo más importante de su vida. Desde las gradas, 80 mil aficionados se pusieron de pie para ovacionarlo. En la banda, lo esperaba Ancelotti, también conmovido, sabiendo que ese abrazo quedará en la memoria del madridismo para siempre.

Luka Modric llegó al Real Madrid en 2012. En aquel entonces, pocos imaginaron que el “pequeño” mediocampista se convertiría en uno de los grandes íconos del club. Hoy, se va con 28 títulos en su palmarés y con el respeto absoluto del mundo del fútbol. Fue el arquitecto silencioso de seis Champions, cinco Mundiales de Clubes, cuatro Ligas y mucho más.

Carlo Ancelotti, el caballero del banquillo, firmó dos etapas brillantes. En total, 15 títulos que lo convierten en el técnico más exitoso en la historia del club. Pero más allá de los trofeos, su mayor logro fue construir un vestuario lleno de respeto, unidad y compromiso.

La imagen de Modric abrazando a Kroos, su eterno socio en el medio campo, es la postal de una generación. La ovación a Ancelotti, que se detuvo por varios segundos al mirar al cielo, es la respuesta de una afición agradecida. Y es que no solo se van dos profesionales: se van dos símbolos de una forma de entender el fútbol.

Ancelotti tiene destino confirmado: dirigirá a la Selección de Brasil. Modric, en cambio, aún no anuncia su futuro, aunque se especula que podría jugar el Mundial de Clubes de junio como su última gran aventura. Lo que es seguro es que, estén donde estén, seguirán siendo madridistas de corazón.

No todos los días se despiden dos leyendas al mismo tiempo. Y cuando eso pasa, el fútbol se detiene un instante. El Bernabéu lo entendió, y por eso ese 24 de mayo no fue un final. Fue un “hasta siempre”. Porque cuando un jugador y un entrenador hacen historia, no se van. Se quedan para siempre en la memoria de quienes los vieron brillar.