Al término del encuentro en el Estadio Olímpico Universitario, ninguno de los jugadores del conjunto auriazul salió a la zona mixta para atender a los medios de comunicación, como lo establece el protocolo del torneo. De acuerdo con el reglamento de la CONCACAF CHAMPIONS CUP, al menos cinco futbolistas deben pasar por esa área para ofrecer declaraciones, algo que no ocurrió. La omisión ha generado cuestionamientos y podría generar sanciones para Pumas.
Pero lo más inquietante no fue solo el silencio ante la prensa, sino lo que ocurrió adentro del vestidor. Según fuentes cercanas al equipo, se llevó a cabo una larga y acalorada reunión que se extendió por más de dos horas. Durante ese tiempo, se escucharon gritos y discusiones provenientes del interior, reflejo del evidente malestar por la eliminación y el pobre rendimiento de Pumas mostrado en la serie.
Trascendió que el cuerpo técnico, encabezado por Efraín Juárez, buscó hacer una evaluación inmediata del desempeño del plantel, mientras que algunos jugadores expresaron su molestia por la actitud y falta de reacción durante el partido. Aunque no se ha confirmado una confrontación física, se habla de momentos de alta tensión entre algunos integrantes del equipo.
La directiva del Club Universidad aún no ha emitido un comunicado oficial sobre lo sucedido, pero se espera que en las próximas horas haya pronunciamientos sobre el estado anímico del plantel y las posibles consecuencias del incidente en el vestidor.
La eliminación y la forma en que se manejó la situación posterior al partido dejan en claro que en Pumas atraviesan por una crisis interna que va más allá de lo deportivo. La presión aumenta y el entorno comienza a exigir respuestas.
